Este refrán aconseja cómo manejar situaciones donde el amor no es recíproco. Sugiere que en lugar de persistir en un amor no correspondido, lo más sano es buscar la distancia y el olvido. La ausencia física y emocional puede ayudar a curar el corazón y permitir que uno se abra a nuevas oportunidades de amor. Es una lección sobre la importancia del autocuidado y la autoestima en situaciones de desamor.