Este refrán aconseja cautela al tratar con personas o elementos desconocidos, especialmente en un entorno familiar o seguro. «Cordero extraño» simboliza a un extraño o alguien nuevo, y el «rebaño» representa el grupo o entorno habitual. La idea es evitar confiar rápidamente en lo desconocido, ya que podría perturbar la armonía o seguridad existente.