Este refrán sugiere que no es aconsejable abordar a alguien con asuntos importantes o solicitudes de préstamos cuando acaba de despertar. Implica que las personas no están en su mejor disposición o capacidad de juicio justo después de levantarse.
Este refrán sugiere que no es aconsejable abordar a alguien con asuntos importantes o solicitudes de préstamos cuando acaba de despertar. Implica que las personas no están en su mejor disposición o capacidad de juicio justo después de levantarse.