Este refrán sugiere que hay personas o situaciones insaciables o inagotables, comparándolas con una ballena, un animal grande que parece poder comer mucho sin quedar satisfecho. Se usa para describir la codicia o la insatisfacción permanente.
Este refrán sugiere que hay personas o situaciones insaciables o inagotables, comparándolas con una ballena, un animal grande que parece poder comer mucho sin quedar satisfecho. Se usa para describir la codicia o la insatisfacción permanente.