Este refrán implica que incluso una mujer físicamente poco atractiva puede parecer hermosa si tiene riqueza o posee objetos valiosos como el oro. Refleja la idea de que la riqueza puede influir en la percepción de la belleza.
Este refrán implica que incluso una mujer físicamente poco atractiva puede parecer hermosa si tiene riqueza o posee objetos valiosos como el oro. Refleja la idea de que la riqueza puede influir en la percepción de la belleza.