Aún no ha nacido el niño y ya lo queremos casar: Este refrán resalta la idea de que a veces las personas tienen expectativas poco realistas o apresuradas sobre el futuro de alguien que aún no ha demostrado su valía. En lugar de permitir que las cosas sigan su curso natural, algunas personas pueden intentar tomar decisiones precipitadas o imponer responsabilidades antes de tiempo.