De los burros, la destreza, no radica en la cabeza: Este refrán se burla de la inteligencia de los burros al indicar que su habilidad o destreza no se encuentra en su cabeza, sino en otras partes de su cuerpo. Es una manera humorística de señalar que algunas personas pueden ser hábiles o competentes en áreas específicas, a pesar de su falta de inteligencia en otros aspectos.