«El que a los cuarenta no atura, y a cincuenta no adivina, a sesenta desatina»: Similar al refrán anterior, enfatiza la necesidad de sabiduría y discernimiento a medida que envejecemos. Si alguien no ha aprendido a tolerar y tomar buenas decisiones a ciertas edades, es probable que cometa errores más tarde en la vida.