«El que nace para burro, de niño ya tiene orejas»: Este refrán utiliza la metáfora de que aquellos que están destinados a llevar una vida de trabajo pesado, como un burro, tienen señales tempranas de esa destinación. En este caso, las «orejas» se refieren a las características que hacen que alguien sea adecuado para ciertos trabajos.