«Hijo de mi hija, mi nieto será; hijo de mi hijo, Dios lo sabrá»: Esta frase se refiere a la incertidumbre que a menudo rodea la crianza y el destino de los nietos. Sugiere que es más seguro y claro el parentesco cuando una hija tiene un hijo, en comparación con un hijo que puede tener un destino incierto o desconocido.